3 de febrero de 2010

En ocasiones, sin darme cuenta me aterro de la intrascendencia del ser humano, me aterra la facilidad de éste de llenar y de ser llenado minimizándote tanto que apenas existes, me asusta y me quita fuerzas la infundamentada y vencida necesidad de la misma trascendencia que con estas palabras se vuelve absurda, pero que taladra tu esencia que no sabes cual es, y te vuelve eso que no sabes que es.

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